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Mandarnos vuestros dibujos sobre el pueblo.
También vuestras historias. Preguntar a vuestros mayores las historias de Romancos y contactar con nosotros para ponerlas en común.
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sábado, 21 de noviembre de 2009

Las Acuarelas y la Edad

El arte de Iman Maleki


II CONCIERTO " ALCARRIA CLÁSICA"

El pasado sábado día 31 de octubre de 2009, tuvo lugar en la Iglesia de Romancos este espectacular concierto. Desde la AJCH queremos daros a todos las gracias por vuestra asistencia y colaboración.


Más Información en La Gaceta de Romancos
En la Web de la Asociación Juvenil  hay un álbum de fotos sobre el acto

sábado, 14 de noviembre de 2009

Refranero

Es Asturiano pero también castellano

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dibujos Sobre la Navidad y sobre el pueblo

Mandarnos vuestros dibujos sobre el pueblo y sobre la Navidad para la nueva Sala de Exposiciones que abriremos aquí.

Vuestras historias y cuentos también será bienvenidas


En vuestro portal de Romancos

martes, 10 de noviembre de 2009

Un día cualquiera, hace mucho tiempo...

El canto de los gallos en los corrales anuncia los primeros rayos de luz del día, que se van extendiendo tímidamente por las calles de Romancos. Poco a poco, con la pereza del despertar, van surgiendo los sonidos de las puertas y ventanas abriéndose, los chorros de agua fría recorriendo las caras, que se reflejan desganadas en los espejos de los palanganeros, el alboroto de las gallinas, y los primeros ladridos de los perros.

En la cocina, la chimenea baja aún conserva algunas ascuas de los troncos más grandes de la noche anterior, que sirven para reavivar el fuego y calentar el agua y la leche. El puchero  comienza a temblar agitado por las burbujas que remezcla la malta o el café, que tras filtrarse en la manga de tela acabará en los tazones con la leche de cabra y unas sopas de pan. Sobre las cabezas, aún cuelgan de las varas los chorizos y morcillas de la última matanza, y en la despensa la tapa de las ollas protege las tajadas de lomo frito y los chorizos en aceite, que servirán a los más afortunados para llenar las tarteras y hacer su merienda. Otros, los más, tendrán que conformarse con las judías o las patatas guisadas que sobraron el día antes, y ese pan redondo, de cuatro sajas, grande y de miga blanca y compacta que cada familia hace en los hornos del pueblo, y que se mantiene varios días tierno y sabroso.

El golpeteo metálico de las herraduras de las caballerías resuena en el portal. Van cargadas con sus albardas, sacos, serones y apeos de labranza, y se dirigen a la calle para iniciar su tarea un día más. Pero antes de ir al campo espera la taberna, con su mezcla de olor a anís, coñac y aguardiente, donde unos y otros repiten el ritual, extendiendo el tabaco a granel de la petaca, liando el papelillo, y humedeciéndolo con la punta de la lengua hasta acabar arrugando el papel sobrante en el extremo. Alguno pide el frasco de la gasolina para recargar el mechero, otros agitan con fuerza la rueda contra la piedra, hasta que las chispas logran encender la mecha anaranjada y retorcida de sus viejos mecheros. Un cigarro y un trago, cuatro palabras intercambiadas con desgana, unas perras gordas para pagar las bebidas. No hay mucho tiempo que perder, un largo día espera en los campos del Molino, el Lagar Viejo, el Huerto Romero o la Tobilla.

Al salir de la taberna se puede escuchar el sonido del cuerno del pastor resonando a lo lejos. Es hora de soltar las cabras, cuyos cencerros resuenan con  ritmo irregular y machacón por las calles. Las cabras conocen bien el camino y se dirigen dócilmente hacia la plazuela donde espera el pastor con su gorra, su manta y su garrota, rodeado de unos machos cabríos de poderoso porte y amenazadora cornamenta. Ellos son los auténticos reyes del rebaño, los encargados de preñar a las cabras, de engendrar los cabritillos que servirán de distracción a los niños sin juguetes, hasta que llegue la hora de sacrificarlos o venderlos. Los hombres se van al campo. En el pueblo quedan sólo los más mayores y las mujeres, que asean a los niños para ir a la escuela. Pero de eso hablaremos otro día...

Javier Lozano